El picor es una sensación que da ganas de rascarse. Pero, ¿qué provoca este picor? ¿Cuál es el mecanismo? ¿Se puede controlar?
¿Qué provoca el picor y deseo de rascarse?
El picor es una sensación irritante que todo el mundo siente en algún momento de la vida, ya sea por una picada de insecto, una quemada del sol, piel seca o, incluso, por una urticaria o una dermatitis. El picor se nota en la piel en forma de hormigueo o irritación incómoda y desencadena un deseo de rascarse.
Hay enfermedades como la dermatitis atópica o la urticaria crónica que hacen que los pacientes de estas enfermedades tengan esta sensación día y noche, con una gran afectación de la calidad de vida. En muchas ocasiones, este picor se convierte en un síntoma difícil de controlar.
Pero, ¿por qué tenemos sensación de picor? En estas enfermedades existe una inflamación de las capas más profundas de la piel. Esta situación inicia una cascada inflamatoria que hace que las células del sistema inmunitario como los linfocitos, los macrófagos o los monocitos liberen interleucinas (IL), que son unas proteínas que regulan la respuesta inmunitaria; entre otros.
La IL-31 es una de las interleucinas que se libera con el picor y provoca la necesidad de rascarse entrando en una espiral de más picor que hace, a su vez, rascarse más, una sensación que muchos pacientes explican.
Es interesante saber que la piel y el sistema nervioso se forman a partir de la misma capa embrionaria, el ectodermo. Por eso, se crea una relación muy estrecha entre estos dos órganos.
Las células nerviosas o neuronas que responden a la IL-31 pueden desencadenar las ganas de rascarse, pero también son capaces de impedir que reaccionen de manera exagerada, provocando un autocontrol. Descubrimientos como estos, pueden ayudar a tratar el picor, así como otras enfermedades con base inmunológica.
De hecho, actualmente, existen nuevas líneas de investigación que pretenden resolver dónde dirigir los fármacos al bloqueo de estas IL para controlar este síntoma tan molesto.
Cómo controlar el picor
La relación entre la piel y el sistema nervioso es muy curiosa y puede ser bidireccional. Además, a menudo modula el estado emocional de las personas. El estrés, la falta de sueño por el picor o la irritabilidad son estados que afectan de manera negativa la piel y se retroalimentan. De esta manera, si a un paciente se le dice que no se rasque, se pondrá más nervioso y tendrá más picor. Por tanto, se rascará más.
Una buena opción para controlar el picor es aplicar frío. La piel no sabe transmitir dos sensaciones a la vez, por tanto, si aplicamos frío, el picor disminuirá. Por eso, a veces puede ser recomendable poner las cremas hidratantes en la nevera o aplicar cremas en formato bruma para intentar conseguir el efecto frío. Asimismo, la recomendación principal siempre será consultar y visitar un especialista para identificar el origen del picor y el tratamiento más adecuado en cada caso.
INFORMACIÓN DOCUMENTADA POR:
Dra. Paula Ribó, alergóloga del Servicio de Alergología del hospital Clínic Barcelona.